El "seeing" (o la difícil tarea de escoger el momento y lugar adecuados)

A no ser que dispongamos de un observatorio fijo (algo que no es frecuente) realizar una observación astronómica supone una serie de preparativos que requieren tiempo y esfuerzo: cargar el equipo, desplazarnos al lugar de observación, montarlo, estacionar y alinear el telescopio... y cuando finalizamos hay que desmontar, regresar a casa y descargar el equipo. Y no se trata de un simple maletín, sino de varios bultos voluminosos y pesados que normalmente ocupan todo el maletero y los asientos traseros del coche. Se puede comprender la contrariedad que supone comprobar, una vez montado todo, que poco se puede hacer porque las condiciones de observación son pésimas. Por eso es conveniente en la planificación de nuestra salida tener una idea de lo que nos va a permitir observar la atmósfera terrestre y su bendita manía de no estarse quieta.

Antes de plantearnos hacer una salida deberíamos tener en cuenta lo siguiente:
  1. Presencia de nubes.
  2. Transparencia del cielo.
  3. Humedad relativa y temperatura.
  4. Movimientos convectivos de la atmósfera.
  5. Situación y velocidad de la corriente en chorro (jet stream). 

La presencia de nubes bajas y medias es lo más evidente y lo más sencillo de prever, basta con mirar al cielo y consultar la previsión meteorológica para la noche, que suele acertar para las horas inmediatas. Sin embargo hay que prestar atención a las nubes altas y en especial a las que originan las estelas de los aviones. Puede que una noche que va a ser aparentemente despejada se arruine por la persistencia de las estelas de condesación de las aeronaves que se van extendiendo como telarañas por toda la bóveda celeste. Además su persistencia suele ser un buen indicador de cambios de tiempo y de unas condiciones en la estratosfera que no son las más deseables para la observación astronómica.

La transparencia del cielo es algo que también podemos comprobar fácilmente, y estará condicionada por la presencia de partículas en suspensión, polvo, aerosoles y polución en general. La cercanía de una ciudad o una industria será determinante, así como la dirección del viento y el tiempo transcurrido sin llover. La mejor forma de comprobar la transparencia es mirar al horizonte por la tarde y estudiar la intensidad de azul que presente el cielo. Un azul intenso es buena señal, mientras que si es blancuzco o lechoso incluso a cierta altura sobre la horizontal podemos deducir que hay muchas partículas en suspensión, lo que de noche se traducirá en un mayor impacto de la contaminación lumínica, pues la luz que escapa al cielo de los núcleos urbanos se difundirá mejor y a mayores distancias. Aunque haya poca transparencia, las condiciones del cielo siempre mejorarán si observamos en el cénit (sobre nuestras cabezas), y no debe ser algo para descartar una salida, a no ser que estemos junto a una ciudad o un lugar con mucha polución. 

La humedad relativa y la temperatura condicionarán la formación de condensaciones de agua en nuestro instrumental, lo que hace imposible seguir observando. Cuando las temperaturas son bajas hay que tener cuidado al sacar los elementos ópticos de un ambiente cálido como el interior del coche (en especial si son tubos cerrados), porque puede condensarse agua en las superficies interiores de las lentes. Cuando una lente se empaña es preferible dejarla que se seque, pues si le pasamos un trapo podemos rayarla (el polvo tiene partículas abrasivas). Normalmente el mayor riesgo de formación de rocío tiene lugar en horas cercanas al amanecer y cuando se conjugan condiciones de humedad y frío.

Por último, el movimiento de las masas de aire es lo más difícil de intuir y lo que nos condicionará la estabilidad, definición y detalle de la imagen. Podemos pensar que el único factor determinante para observar el cielo nocturno es la presencia de nubes, y que una vez el cielo esté despejado y transparente siempre gozaremos de buenas condiciones de observación. Evidentemente la ausencia de nubes es un requisito indispensable, pero hay otros factores que debemos tener en cuenta que pueden hacer que una noche aparentemente perfecta sea pésima para nuestra actividad; son el resultado de que la atmósfera es un fluido en movimiento y, al igual que el agua, produce distorsiones en la luz que la atraviesa. Es algo que podemos ver perfectamente si observamos el fondo de una piscina, cuya imagen parece vibrar según el grado de movimiento que tenga la masa de agua que la cubre. Exactamente igual ocurre con la luz de los astros que atraviesa nuestra atmósfera, una masa de aire (un fluido al fin y al cabo) que está en continuo movimiento tanto vertical como horizontal ocasionado por los gradientes de temperatura altitudinales y por la circulación general de la atmósfera. 

Las corrientes de aire ascendentes que tienen lugar cuando se producen bajas presiones relativas en verano y que originan las tormentas estivales son un ejemplo de movimiento convectivo del aire; igualmente ocurre con los vientos descendentes de valle ocasionados porque el aire situado a más altura es más frío y pesado. Las situaciones meteorológicas que favorecen estos movimientos de aire se deben evitar, y sobre todo si se prevén rachas fuertes que pueden hacer muy incómoda la observación al transmitir vibraciones al equipo.

Por otro lado tenemos las corrientes de aire que tienen lugar en la tropopausa, la llamada jet stream o corriente en chorro. Estos flujos a gran velocidad tienen enorme influencia en la estabilidad y definición de la imagen que observamos. Las cifras de velocidad óptima para nuestros propósitos están entre 10 y 20 metros por segundo. Valores muy bajos (por debajo de 5 m/s) o muy altos (más de 30 m/s) tendrán como consecuencia una imagen inestable, vibrante y con poca definición. 

Las animaciones que se muestran a continuación (realizadas por Damian Peach) muestran cómo se ve una estrella (a bastante aumento) en diferentes condiciones de turbulencia atmosférica:

Seeing pésimo (1 sobre 10)
Seeing malo (4/10)
Seeing aceptable/bueno (7/10)
Seeing perfecto (10/10)
En los dos primeros casos tendremos unas condiciones malas para la observación, en especial si lo que pretendemos estudiar son estrellas dobles o detalles planetarios, actividades que requieren trabajar con aumentos elevados. La tercera situación correspondería a unas condiciones buenas, y si nuestro lugar no se encuentra a cierta altura y en lugares especiales puede que sea lo máximo a lo que podamos optar. La última corresponde a la situación ideal, que si se da es sólo en lugares muy especiales, como los elegidos para ubicar los observatorios profesionales.

Por tanto cuando planifiquemos una observación lo primero que debemos hacer es observar el cielo unas horas antes de que anochezca, así como consultar una página web de información meteorológica que nos ofrezca la previsión detallada por municipios y por horas. Si se prevé la aparición de nubes es mejor que dejemos la salida para otro día. Igualmente las condiciones de frío y humedad pueden obligarnos a abortar la observación antes de tiempo. La transparencia es siempre algo muy deseable para tener un cielo oscuro, y deberemos prestarle mucha atención si vamos a estudiar o fotografiar objetos de cielo profundo, en especial si tenemos cerca fuentes de contaminación lumínica. Sin embargo, para la observación de estrellas dobles y planetas (que requiere mayores aumentos) será imprescindible tener las mínimas turbulencias atmosféricas para que la imagen pueda presentar suficiente estabilidad y detalle.

Hoy en día es relativamente fácil disponer de información para tener una previsión de las condiciones atmosféricas en un lugar determinado, aunque para que ésta sea fiable debe referirse a un periodo no mayor de 24 horas. Existen dos páginas web de especial utilidad para este fin:

www.meteoblue.com es una página de información meteorológica que además tiene una sección dedicada a la estimación del seeing. Una vez que le indiquemos nuestra ubicación podremos ver resumidas en un cuadro las previsiones para los diferentes aspectos que debemos tener en cuenta para saber si tendremos un buen cielo. 

Captura de pantalla de Meteoblue mostrando datos de seeing (click para ampliar)

Otra página muy interesante es www.skippysky.com.au/Europe, que aunque no ofrezca información por localidades podemos obtener una idea de la situación a través de diversos mapas que genera. 

Captura de pantalla de SkippySky. En la barra superior se elige la zona, el parámetro y las horas de previsión.

Comentarios

  1. Hola Maximo acabo de descubrir tu blog gracias a la difusión que está haciendo nuestro amigo Nuñez y se me ocurre ofrecer mi magnífico balcón sin contaminación lumínica como punto de observación. Soy Elena del Pelón. Cualquier noche de estas en que las condiciones sean óptimas nos podemos juntar. Nosotros ponemos la cena

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  2. Muchas gracias Elena, lo tendré en cuenta y será todo un placer compartir una observación con vosotros. Estamos en contacto.

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