El cielo en verano (I)

El 21 de junio a las 5:04 TU (7:04 hora de la Península Ibérica) tuvo lugar el solsticio de verano en el Hemisferio Norte (de invierno en el Sur). Fue la noche más corta del año en latitudes boreales; el Sol alcanza su máxima altura sobre el horizonte al mediodía y parece "detenerse" (de ahí el origen etimilógico de la palabra solsticio) para comenzar a perder altura de nuevo, de modo que conforme pasen los días las horas de luz irán disminuyendo hasta igualarse a las nocturnas en el equinoccio de otoño. La benignidad del clima en latitudes medias -sumado a que julio o agosto suelen ser los meses de vacaciones para la mayoría- invita a tener más contacto con el cielo estrellado. Puede que las condiciones atmosféricas no sean las mejores para la observación, pues el cielo suele presentar menos transparencia y la contaminación lumínica afecta por tanto en mayor medida, pero la aparición en nuestras noches de las zonas más brillantes de la Vía Láctea y la presencia de cierta actividad meteórica (debida principalmente a las Perseidas de agosto), son buenos motivos para alejarse de los núcleos urbanos y disfrutar del espectáculo de un cielo cuajado de estrellas. Si además tenemos unos prismáticos o un pequeño telescopio tenemos ocasión de observar una gran cantidad de objetos del catálogo Messier que están al alcance de pequeños instrumentos. 

Nuestra observación debería comenzar orientándonos correctamente, para lo que deberemos localizar el Gran Carro de la Osa Mayor, que estará sobre el horizonte noroeste bajando paulatinamente conforme pasen las horas y los días. Ayudándonos de este asterismo localizamos la estrella Polar y por tanto identificamos la dirección Norte tal y como se explica en este artículo. Si miramos al oeste tras ponerse el Sol podemos contemplar cómo Virgo (y su estrella Spica), la Cabellera de Berenice y el Boyero (con la anaranjada Arturo) presentan una posición cada vez más baja.

Primero identificamos el Gran Carro que nos lleva a la estrella Polar que nos indica la dirección Norte.

Conforme avance el verano se irán perdiendo hacia el Oeste las constelaciones de Virgo, la Cabellera de Berenice y el Boyero. Ofiuco, la Serpiente, Libra, Escorpio y Sagitario ocuparán el cielo de Sur a Suroeste.

Mientras tanto de Este a Sur comienza a salir paralela al horizonte la franja lechosa de la Vía Láctea. Nos llamará especialmente la atención una estrella roja y brillante: se trata de Antares, la principal del Escorpión, cuya característica forma se va incorporando en el cielo. La Vía Láctea se irá viendo antes conforme pasen los días (en Junio tendremos que esperar a la media noche, algo menos en Julio, y poco después de atardecer en agosto), y desde su región más brillante (donde se encuentra la mayor concentración de estrellas hacia el núcleo de nuestra galaxia) podemos comenzar nuestro recorrido por las principales constelaciones de estos meses. 

Fotografía de la región central de la Vía Láctea con las principales constelaciones y estrellas 

Recostado sobre el horizonte Sur se distingue Escorpio, una de las pocas constelaciones cuya forma sí podemos relacionarla con su nombre. La roja Antares estaría en el tórax del arácnido y las otras estrellas más brillantes darían forma al abdomen y el aguijón. Mientras Antares es una gigante roja a 550 años luz en la última fase de su vida (el nombre proviene del griego y significa "antimarte", pues su intenso color rojo haría a este astro "rival" del planeta Marte), las otras estrellas son en su mayoría gigantes azules o blancas situadas a una distancia de entre 400 y 700 años luz. Dschubba es un sistema estelar cuádruple cuya componente principal es una estrella azul 14.000 veces más brillante que el Sol que sufrió un incremento de una magnitud de luminosidad en el año 2000, posiblemente debido a la formación de un disco circumestelar. Al Niyat también es un sistema cuádruple a unos 735 años luz con una gigante azul (30.000 veces más luminosa que el Sol) como componente principal. Sargas es la tercera estrella más brillante de la constelación (después de Antares y Shaula), también conocida como Girtab, nombres de origen sumerio que hacen referencia al escorpión; es una gigante blanco-amarilla a 270 años luz y unas 1.000 veces más luminosa que el Sol, que se encuentra en una fase de enfriamiento del núcleo que dará paso a una etapa de variable previa a la de gigante roja. Shaula se puede apreciar visualmente como un sistema múltiple con tres componentes, aunque es posible que no estén vinculados físicamente; la principal es a su vez un sistema triple formado por una subgigante azul acompañada de otras dos estrellas: una azul y otra que podría ser una estrella tipo T Tauri, aún en formación, situadas a unos 570 años luz. Wei (la cola) es el nombre de origen chino que recibe epsilon escorpii, la cuarta estrella en brillo de esta constelación, una gigante naranja bastante más cercana que el resto (a unos 65 años luz). 

El Escorpión se halla situado en una región muy rica en estrellas y posee cúmulos notables que pueden ser observados con prismáticos y pequeños telescopios. Podemos empezar por dirigir nuestro instrumento a Antares para buscar en sus proximidades el cúmulo globular M4, situado a 7.200 años luz, que al tener un enorme número de estrellas juntas se nos mostrará como un objeto difuso más o menos compacto. Sólo con instrumentos mayores o en tomas fotográficas podremos distinguir sus componentes. 

Fotografía de los alrededores de Antares (en el centro) donde se puede observar su nebulosa difusa y el cúmulo globular M4 (arriba a la derecha)

Nuestro recorrido puede continuar por los alrededores del "aguijón" y el sistema Shaula para observar casi en el límite con Sagitario los racimos abiertos M6 y M7 situados a 2.000 y 800 años luz de nosotros respectivamente, también conocidos como el "cúmulo de la mariposa" y el "cúmulo de Ptolomeo". Los cúmulos abiertos se diferencian de los globulares en que presentan un número mucho menor de estrellas, y además son relativamente jóvenes mientras que los globulares son muy antiguos; por otro lado su naturaleza es muy diferente, pues mientras los primeros están ubicados en el disco galáctico, los segundos están distribuidos por el halo a distancias bastantes mayores. 

Ascendiendo por el plano galáctico desde la cola del Escorpión entraremos en la constelación de Sagitario. Su agrupación más característica recuerda a una tetera cuya boca estaría situada al oeste, como vertiendo su contenido sobre la Vía Láctea. Su estrella más brillante (que no la principal) es la epsilon sagittarii, más conocida como Kaus Australis o "arco del sur", una gigante blando-azulada a unos 145 años luz. La segunda en brillo es Nunki (sigma sagittarii), una estrella blanco-azulada a unos 225 años luz. Sagitario abarca las regiones más brillantes de la Vía Láctea y el propio centro de la galaxia está en esa dirección a unos 27.000 años luz, tras una gran densidad de estrellas y nubes oscuras que lo ocultan y sólo nos permiten penetrar unos 10.000 años luz en el espectro visible.

Principales objetos que podemos observar con unos prismáticos en la región de Sagitario, la Serpiente y el Escudo

En la región de Sagitario podemos observar bastantes cúmulos abiertos de estrellas y nebulosas relativamente fáciles de ver. La más famosa es la nebulosa de las lagunas (M8), identificable incluso a simple vista en cielos oscuros como una zona más brillante entre las franjas oscuras centrales de la Vía Láctea. Si la observamos con unos prismáticos o un pequeño telescopio descubriremos un grupo de estrellas entre un objeto extenso y de clara naturaleza nebular. Un poco más al norte de M8 se encuentra la nebulosa trífida (M20) y muy cerca de ésta el cúmulo abierto M21, situados todos a unos 5.000 años luz.

Casi a la altura de M8 pero más al Este, formando un triángulo con las estrellas Kaus borealis y Phi sagittarii está el cúmulo globular M22, que situado a unos 10.000 años luz de distancia es visible a ojo desnudo como una estrella ligeramente difusa; si dirigimos a él unos prismáticos potentes o un pequeño telescopio podemos comenzar a intuir algunas estrellas individuales y descubrir su naturaleza. M25 es también un objeto muy atractivo para prismáticos; esta vez se trata de un cúmulo abierto con unas 50 estrellas relativamente brillantes situadas a unos 2.000 años luz. Otro cúmulo abierto destacado es M23, ya cerca del límite con Ofiuco y a similar distancia que el anterior.

Nebulosa de Las Lagunas (M8), Trífida (M20) y el cúmulo abierto M21

Siguiendo el Camino de Santiago hacia el norte tenemos las constelaciones de la Serpiente y el Escudo. La segunda es una de esas pequeñas constelaciones introducidas por Hevelius en el siglo XVII y constituida por estrellas poco brillantes. Contiene dos cúmulos abiertos de estrellas: M26 y M11, a unos 5.700 años luz. La Serpiente es una gran constelación dividida en dos por Ofiuco, que la sujeta en sus manos de modo que la cabeza queda hacia el Oeste y la cola hacia el Este, junto al plano de la Vía Láctea. Ofiuco y la Serpiente abarcan una porción enorme de cielo por encima de Escorpio hasta Hércules, y llega a ser atravesada por la Eclíptica de modo que durante la primera quincena de diciembre el Sol se mueve por esta constelación. Si nos centramos en la región de la cola, en la frontera con Sagitario y el Escudo, y barremos con un pequeño telescopio la franja que va desde M8 hasta el inicio de la constelación del Águila, encontraremos una región muy rica en cúmulos estelares y nebulosas, destacando M17 y M16. La nebulosa Omega (M17) se puede apreciar con un pequeño telescopio como un objeto difuso en forma de herradura en un campo estelar muy rico. Por otro lado, la nebulosa del Águila (M16) resultará más difícil de apreciar en instrumentos pequeños, aunque sí se distinguirá perfectamente el cúmulo de estrellas jóvenes que se encuentra en su centro. Estas dos nebulosas se encuentran a más de 6.000 años luz de nosotros en el brazo vecino de la galaxia.

En la próxima parte continuaremos el recorrido hacia el Norte, por las constelaciones del Águila, la Lira, el Cisne y Hércules.

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