Novedades sobre el cometa ISON

Por fin llega el momento decisivo para el impredecible ISON, cuyo perihelio está previsto para el 28 de noviembre. Los datos tomados a partir de septiembre no aclaran cuál será su comportamiento y no parece que llegue a alcanzar más brillo de -4 o -5 cuando esté más cerca del Sol, de modo que será muy difícil de observar a no ser que desarrolle una cola muy grande. Pero la gran incógnita es si el cometa se desintegrará y cuándo ocurrirá esto. 

Los datos apuntan a que el cometa difícilmente sobrevivirá. Para empezar parece que el tamaño de su núcleo es relativamente pequeño (de 1 a 2 kilómetros) y por otro lado la evolución de su brillo conforme se acerca al Sol está por debajo del llamado límite de Bortle, lo cual indica la posibilidad de que la actividad real del cometa sea más baja incluso que la aparente, y cuando esté más cerca del perihelio la repentina explosión de los gases pueda desintegrar el núcleo. No olvidemos que el cometa va a pasar a tan sólo 1,2 millones de kilómetros de la fotosfera solar (para tener una idea de lo que representa esta distancia consideremos que Mercurio está a unos 57 millones de kilómetros del Sol). 

De este modo los escenarios posibles serían tres: 
  • Que el cometa se desintegre antes del perihelio. Desde el punto de vista observacional sería la peor situación, pues desaparecería rápidamente.
  • Que se desintegre en el perihelio. Aquí existiría al menos la posibilidad de que haya desarrollado una gran cola que podría ser visible, como ocurrió en 2011 con el cometa Lovejoy: el núcleo del cometa desapareció pero la cola sobrevivió y pudo observarse muy bien en los amaneceres del Hemisferio Sur. 
  • Que sobreviva a su encuentro con el Sol. Es poco probable pero no se puede descartar. En este caso su vistosidad también dependerá de la cola que desarrolle, pues sólo unas dos semanas después del perihelio estará suficientemente separado del Sol como para poder observarlo en un cielo relativamente oscuro, y para entonces es posible que ya sean necesarios los prismáticos para verlo. 


Los días previos al perihelio será visible en los cielos matutinos atravesando la constelación de Virgo, teóricamente a simple vista con un brillo de entre 4 y 5 magnitudes. El 18 de noviembre estará cerca de la estrella Spica pero la presencia de la Luna complicará su observación. En cualquier caso el día más propicio para ver el ISON (o lo que quede él) será en la madrugada del 1 de diciembre, dos días después del perihelio, cuando la Luna y Mercurio pueden ayudar a localizarlo. 

Vista hipotética del cielo del amanecer (7:30 hora peninsular) del 1 de diciembre en caso de que del ISON sobreviva al menos una gran cola como ocurrió con el Lovejoy en 2011.

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