Tránsito de Mercurio de 2016

Simulación de un tránsito de Mercurio
El próximo 9 de mayo podremos disfrutar de unos de esos fenómenos no muy frecuentes que ocurren cuando uno de los planetas de órbita interior (en este caso Mercurio) se sitúa entre la Tierra y el Sol. Para que tenga lugar un tránsito se han de dar dos circunstancias: que el planeta esté en su conjunción inferior y que al mismo tiempo pase por la eclíptica (que atraviese el plano orbital terrestre). Cada vez que Venus o Mercurio pasa por su conjunción inferior no ocurre un tránsito por el mismo motivo que no hay un eclipse cada vez que la Luna está en fase nueva, pues sus órbitas no se encuentran en el mismo plano que la terrestre. Los tránsitos menos frecuentes son los de Venus, sólo cuatro veces cada 243 años se produce su alineación perfecta con la Tierra y el Sol (el último tránsito de Venus ocurrió en 2012 y no se repetirá hasta el año 2117); sin embargo en el caso de Mercurio se producen con más frecuencia, unas 13 veces cada siglo separados por intervalos de 3, 7, 10 o 13 años. El último tránsito de Mercurio ocurrió el 8 de noviembre de 2006 y -pasado el de este año- no volverá a repetirse hasta el 11 de noviembre de 2019. 

Para observar un tránsito hay que tener en cuenta que tiene lugar delante del disco solar, de modo que no hay que olvidar las precauciones imprescindibles para preservar nuestra vista. Mirar al Sol es algo que jamás se debe hacer a ojo desnudo sin la adecuada protección, y menos a través de un instrumento óptico (necesario en este caso para distinguir el minúsculo disco de Mercurio, de tan sólo 12 segundos de arco). El Sol se puede observar de tres modos seguros: bien a través de un telescopio solar diseñado expresamente para este fin, que además nos permite ver detalles de la cromosfera gracias a que disponen de un filtro especial H-alfa; o dotando a nuestro telescopio de un filtro solar (a partir de una lámina Baader o Mylar) que esté muy bien sujeto a la parte superior del tubo óptico y asegurándonos de su perfecto estado (sin rajas ni defectos por donde pueda pasar directamente la luz); o bien de modo indirecto proyectando su imagen en una pantalla. Y aún con todas las protecciones posibles no conviene estar mucho tiempo seguido mirando al Sol, siendo aconsejable apartar el ojo del ocular con frecuencia y sobre todo ante la más mínima molestia. Lo que en ningún caso se debe hacer es utilizar métodos caseros ni de dudosa calidad, como los filtros para oculares (cuya rotura por sobrecalentamiento es más que probable).

Esquema del tránsito de Mercurio del 9 de mayo de 2016 (fuente: surastronomico.com)

Mercurio tocará el disco solar a las 11:12 T.U. (13:12 hora oficial peninsular), el instante central del tránsito será a las 14:57 T.U. y emergerá con el Sol muy próximo al horizonte a las 18:42 T.U. Desde Europa occidental, la mayor parte de Sudamérica y la costa este de Norteamérica será visible en su totalidad. Únicamente los habitantes de Oceanía no podrán contemplar el tránsito ni siquiera parcialmente. 


El modo más económico de observar el Sol es disponer un filtro tipo Baader en el telescopio (en el objetivo, nunca en el ocular). Estos filtros sólo permiten el paso de un 0.001% de la luz solar y bloquean los rayos ultravioleta. De este modo se pueden ver detalles de la fotosfera como las manchas solares así como el disco de Mercurio o Venus durante un tránsito.



Un telescopio solar es el modo más completo de observar el Sol, pues el sistema de filtros que lleva incorporado permite ver muchos detalles de la cromosfera así como las espectaculares protuberancias. En la imagen un Coronado PST sobre una montura ecuatorial portátil SkyWatcher y trípode fotográfico. Realmente no es necesaria una montura ecuatorial para la observación solar, pero la posibilidad de realizar seguimiento (aunque no sea muy preciso por la dificultad de alinear correctamente la montura) facilita bastante la tarea.

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